La mujer del espejo

Ella ha mudado su piel. Yo no. Me juzga y no me atrevo a mirarla. Nunca seré como la mujer que me observa desde el espejo.

Fabriqué mi coraza cuando me arrojaron al camino de piedras. Era mi defensa en aquella realidad inicua, lacerante, incluso violenta. Me escondí para proteger mi alma tan blanda como umbrela de medusa.

Tuve que construir una fachada. Dejé de ser vulnerable y me convertí en alguien diferente, distante, inaccesible. La mujer del espejo desea que abandone la cueva y que salga a la luz. Llevo tanto tiempo escondida que ya no recuerdo quien soy.

La mujer del espejo me dice que ha llegado el momento: o me expongo al dolor y recupero mi vida, o me convierto en la efigie que se mira en las piedras.